En un análisis realizado por El Universal, a la 63 legislatura de la Cámara de Diputados, se desprendió que de todos los partidos es el Movimiento de Regeneración Nacional la que tiene mayores estudios, seguido por el PRI y el PAN en tercer lugar.
De acuerdo con el periódico, el 36.3 por ciento de los legisladores de Morena cuentan con estudios de posgrado, mientras que en el caso de los priistas es de 33.3 por ciento.
Pero la comparación no quedó ahí, pues con datos del Censo de Población y Vivienda 2010 del Inegi, se comparó a los legisladores y sus estudios en contraste con el promedio de estudios de los electores que los votaron; de esta manera se determinó que el PRI acumula a más votantes con poca instrucción académica.
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“La revisión por parte de este diario deja ver que 61% de los distritos ganados en 2015 por el PRI tienen un grado promedio de estudios de primero, segundo y tercero de secundaria, mientras el 53% del Partido Acción Nacional (PAN) cuentan con educación media superior”, indica el artículo.
“En el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), una cuarta parte de los distritos están entre tercero y sexto de primaria. Mientras que en Morena, el 86% son de educación media superior”.
Si bien la instrucción académica, no es un factor limitante a la hora de contender por algún partido, el PRI ha sacado constantemente la campaña de un José Antonio Meade competitivo por su instrucción profesional que incluye posgrado en Yale.
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Morena y su estrategia de violencia
Cuando en Morena se discutió acerca del rechazo ciudadano a los perfiles delincuenciales de varios de sus candidatos a alcaldes, los dirigentes decidieron que el mejor escenario para presentarlos era el de la violencia.
La estrategia era provocar agresiones en sus primeros mítines, a fin de desviar la atención pública hacia las autoridades y que los ciudadanos se olviden un poco del perfil que varios de sus aspirantes representan en los territorios.
Y es que Morena tiene propuestas tan discutibles como la de la millonaria Layda Sansores, tres veces aspirante a gobernadora de Campeche por el PRD y Movimiento Ciudadano. Es heredera del exlíder del PRI, Carlos Sansores, quien hizo fortuna a la sombra del partido.
Es la misma que, cuando no está dormida, se la pasa jugando en su iPad en plenas sesiones del Senado. Layda va por Álvaro Obregón. En Benito Juárez los morenos lanzan al exdelegado panista Fadlala Akabani, un mueblero de La Lagunilla que tuvo una administración oscura. Ha sido candidato del Panal y fue rechazado por el PRD.
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Una de las cosas que le preocupa al mueblero es que alguien investigue cómo obtuvo su título en de licenciatura en la UNAM, por ejemplo. La cosa se empieza a poner más fea cuando se llega a Iztacalco, donde el experredista, expriista y muchos ex Armando Quintero quiere volver a gobernar esa zona.
El adinerado candidato fue señalado de proteger a la organización de taxis pirata de su hermano en Magdalena Contreras mientras él era secretario de Transportes. En su equipo de campaña está Eduardo Ramírez, quien estuvo preso acusado de extorsión cuando era secretario particular de Mauricio Toledo en Coyoacán.
Aunque quizá las palmas se las lleve Francisco Chíguil, quien tuvo que dejar su cargo como delegado en GAM luego del operativo en que murieron varios adolescentes y policías en el antro News Divine, que toleró durante su administración.
Además de cargar con varias muertes e historias de corrupción, se dio el lujo de incluir a su familia en la millonaria nómina que su esposa, Graciela Rojas, tiene en la ALDF como diputada de Morena, donde él mismo sirvió como “asesor”.
A pesar de todas esas anomalías, que incluso han despertado protestas de padres de familia que perdieron a sus pequeños hijos en el News Divine, Chíguil fue designado candidato con el apoyo de ya saben quién.
Con este tipo de candidatos de alto perfil delincuencial, cómo esperan los morenos que la gente los acepte en los territorios.
Por eso su negativa a firmar un pacto de civilidad con los demás partidos y el gobierno de la CDMX, para eliminar la violencia en las campañas, tiene que ver más con una estrategia de caos, que con una actitud digna.
Con candidatos impresentables, aunado a sus grises campañas en la ciudad, prefieren la generación de actos violentos para culpar a las autoridades y desviar la atención. Y ahí se ve que es en serio que René Bejarano los está asesorando, pues el oscuro profesor siempre ha usado como estrategia el caos.
CENTAVITOS… Por cierto, al negarse a firmar el pacto de civilidad los delegados Fernando Fernández, de Tlalpan; Rigoberto Salgado, de Tláhuac; Pablo Moctezuma, de Azcapotzalco; Avelino Méndez, Xochimilco, y Rodolfo González, de Cuauhtémoc, pierden de vista que su deber es gobernar para todos los ciudadanos, no sólo para quienes simpatizan con Morena. ¿O a poco quieren declarar la independencia de sus delegaciones en la CDMX? A ver si sus gobernados lo permiten, pues serán los afectados.
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Con información de REGENERACION, Universal Y excelsior.com.mx